El implacable calor del mediodía y el siempre encantador zumbido de las abejas rodean la colmena de "Las Vecinas Meliponas", una asociación de mujeres apicultoras situada en el pueblo de Tzucacab, en Yucatán, México.
Berta Silvia Canul Diaz, 56, lidera el grupo “Las Vecinas Meliponas”, una asociación de mujeres apicultoras situada en el pueblo de Tzucacab, en Yucatán, México. © Fotografía: Roxana Auhagen
Berta Silvia Canul Diaz, 56, lidera el grupo “Las Vecinas Meliponas”, una asociación de mujeres apicultoras situada en el pueblo de Tzucacab, en Yucatán, México. © Fotografía: Roxana Auhagen
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"Aquí está nuestra hermosa reina. ¡Qué emoción! La más gorda es la reina, sólo la vemos en contadas ocasiones. Ahora tenemos este gran privilegio de que ella esté presente". Berta Silvia Canul Diaz, que encabeza el grupo, está llena de alegría al ver la presencia real en su colmena.
"Las abejas para mí significan vida. Puedes ver cómo estas hermosas abejas también están trabajando, no descansan, son muy trabajadoras, así que eso también es algo que tenemos en común como mujeres, que no dejamos de trabajar y trabajar y trabajar", dice riendo.
Xunankab - La "abeja mujer" como actor clave en la conservación de la selva
Berta y las demás mujeres trabajan en la producción de miel, jabones, cremas, champús y dulces a partir de la abeja melipona, una rara abeja sin aguijón que las comunidades mayas han gestionado durante más de 3.000 años. Como la abeja melipona es originaria de la península de Yucatán, desempeña un papel crucial tanto en la polinización como en la conservación de los bosques. La palabra maya para designar a la abeja melipona es "Xunan'kab", que puede traducirse como "abeja mujer".
La abeja melipona contribuye significativamente a la reproducción de muchas especies de plantas, incluidos varios árboles forestales y plantas con flores. Al buscar néctar y polen, estas abejas facilitan la polinización cruzada de las plantas, lo que conduce a una mayor producción de frutos y semillas y es, por tanto, vital para la regeneración y el crecimiento del ecosistema forestal. Además, las prácticas apícolas tradicionales de Yucatán consisten en colocar las colmenas en entornos forestales naturales, lo que fomenta el uso sostenible de la tierra: En lugar de desmontar los arboles para actividades agrícolas, los meliponicultores trabajan dentro de las zonas boscosas existentes. Esto ayuda a evitar la deforestación y a preservar los hábitats naturales para la fauna y la flora.
Berta and the other women are working on producing honey, soaps, creams, shampoos, and sweets from the Melipona bee. © Fotografía: Roxana Auhagen / UNDP
Berta and the other women are working on producing honey, soaps, creams, shampoos, and sweets from the Melipona bee. © Fotografía: Roxana Auhagen / UNDP
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A través de su trabajo con las abejas, muchos apicultores, como Berta, desarrollan una profunda conexión con el medio ambiente y se convierten en defensores de la conservación de los bosques, ya que su sustento depende también de la salud de estos ecosistemas.
"Estoy disfrutando de esta reina que nunca deja de enseñarnos. Esta joven es portadora de vida, de paz, de tranquilidad. Cada día nos enamoramos más de esta actividad porque somos conscientes del gran beneficio que aporta a la humanidad", dice Berta, acariciando suavemente las cajas de abejas.
Empoderamiento de las mujeres mediante la apicultura
Esta apicultora de 56 años busca sumar a más mujeres en la apicultura: "Sueño con ver mujeres empoderadas que no tengan miedo de los muchos retos que estamos viviendo actualmente. Esto concierne especialmente a nuestros hijos y a las futuras generaciones".
Su colega Wendy coincide: "Creo que hay mujeres a las que les gusta mucho la apicultura, pero de alguna manera les da vergüenza, quizá lo ven como un trabajo de hombres, ¿cómo puede ser? Para decir la verdad, a mí me gusta ir al campo, me gusta sembrar en los trocitos de tierra que tenemos", afirma orgullosamente.
Berta, Wendy y su asociación cuentan con el apoyo del órgano de gobierno local del proyecto, la Junta Intermunicipal Biocultural del Puuc (JIBIOPUUC), la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) de Yucatán y Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF México, por sus siglas en inglés), que trabajan conjuntamente con 11 municipios de la región constituidos en su mayoría por personas indígenas mayas. Las actividades también cuentan con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el financiamiento del Gobierno de Noruega a través de un compromiso con el Grupo de Trabajo de Gobernadores sobre Clima y Bosques (GCF-TF). El proyecto se centra en una de las reservas forestales más importantes, la Región Biocultural del Puuc, que forma parte de un corredor biocultural más amplio que se extiende hasta América Central. El proyecto trabaja en el programa de gestión de la reserva y está reforzando las alternativas de producción sostenible a través del sistema agroforestal tradicional milpa maya, los pagos por servicios medioambientales y, sobre todo, la apicultura.
Dentro de la apicultura, el proyecto ha logrado una participación del 60% de mujeres dedicadas a la meliponicultura y alrededor del 25% de mujeres dedicadas a la apicultura. Como afirma Minneth Medina, directora de Jibiopuuc: "Estas cifras pueden parecer bajas, pero realmente representan a las mujeres que desarrollan esta actividad. Todavía hay muchos retos, por supuesto - por ejemplo el tema del machismo, especialmente en las comunidades indígenas donde las costumbres y tradiciones son muy fuertes."
© Fotografía: Roxana Auhagen
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Patrimonio biocultural: honrar la biodiversidad y las tradiciones culturales
Otros retos a los que se enfrentan las comunidades indígenas mayas de Yucatán son las limitaciones económicas, como ilustra Florentino Poot Canul, apicultor del municipio de Yaxcabá: "La apicultura es una actividad muy buena y quiero transmitirla a mis hijos. Queremos salir adelante, pero no podemos hacerlo solos. Necesitamos el apoyo de las instituciones gubernamentales, así como de personas de otros lugares que quieran sumarse a esta causa. Una abeja reina cuesta 250 pesos o más y, simplemente, no tenemos el poder económico para invertir."
El proyecto trabaja sobre todo con comunidades indígenas mayas que ven amenazado su modo de vida y están situadas en zonas de alta marginación rural. A menudo se enfrentan a problemas sociales, económicos y culturales, que van desde la falta de claridad en los sistemas de tenencia de la tierra y la pérdida de tierras ancestrales, hasta la deforestación y el acceso limitado a la educación, la salud y las infraestructuras básicas, así como la conservación y revitalización de prácticas culturales y conocimientos tradicionales.
Contar con los apicultores es esencial para preservar el último bosque que queda en el Estado de Yucatán, la Reserva Biocultural Puuc. El concepto de patrimonio biocultural honra por igual la biodiversidad y las prácticas culturales fundamentales para los pueblos que viven en esta región, así como su coexistencia milenaria.
Aunque la meliponicultura tiene en su mayoría efectos positivos en la conservación de los bosques de la región, como cualquier actividad humana, las prácticas apícolas mal implementadas pueden contribuir a la deforestación, ya sea de forma directa o indirecta. Practicar una gestión responsable de la tierra, promover métodos de recolección sostenibles y la agrosilvicultura es clave, como subraya Minneth Medina: "Para nosotros es esencial poder trabajar con los apicultores y sus comunidades para concienciarles sobre las prácticas sostenibles. La práctica de la apicultura les hace apreciar más la necesidad de la proliferación del néctar y, por tanto, se valora más el bosque. Ahora, cuando comemos miel, podemos disfrutar y degustar los sabores, los olores y la estacionalidad de la selva. De este modo, los apicultores aprenden que la conservación de la selva y la preservación de los recursos son esenciales para generar ingresos."
Los apicultores, aliados en la conservación de la selva
Minneth Medina no considera a los apicultores como personas beneficiarias, sino como actores y aliados esenciales sin los cuales el proyecto no sería viable: "No podríamos avanzar si no tuviéramos la confianza de desarrollar el proyecto conjuntamente con los productores, con los que viven y trabajan aquí. Preservar nuestra propia identidad al tiempo que comercializamos un producto que no causa deforestación y que, en cambio, ayuda a conservar el ecosistema mientras que apoye a las comunidades indígenas, es clave para nuestro trabajo".
Ser madre y apicultora ha reforzado su determinación de preservar la selva, dice Wendy Canul Díaz: "Cuando vamos a abrir una nueva colmena, ahora consideramos cuidadosamente las implicaciones, porque ya casi no hay árboles grandes. Y si no hay selva, ni abejas, ¡no habrá vida! Realmente quiero que mis hijos y nietos experimenten la belleza de esta selva".
Conservación del último mosaico forestal de Yucatán
Creada en 2011, la reserva biocultural Puuc ocupa una superficie de 537,778 hectáreas y alberga varios yacimientos arqueológicos mayas. Esta impresionante extensión de selva seca tropical presume de una impresionante biodiversidad - incluido el jaguar y otros grandes felinos. El Puuc es también el hogar de comunidades mayas que dependen de su ecosistema para mantener a sus familias, sus tradiciones y su modo de vida.
Junto con las comunidades y su equipo, Minneth Medina trabajó en una propuesta innovadora para la zonificación de la reserva biocultural Puuc: "En lugar de tener zonas de amortiguamiento, tratamos de identificar la ubicación de maizales, de colmenas, sitios arqueológicos, y de amenazas o peligros, entre otros".
La zonificación en la gestión de los recursos naturales define diferentes usos en las áreas protegidas y sus alrededores, por lo que se trata de un complejo proceso de toma de decisiones que debe conciliar múltiples demandas de usos de la tierra que a menudo entran en conflicto. Los planes de gestión que se derivan del proceso de zonificación deben, por tanto, reflejar las propiedades ambientales, económicas, sociales y culturales de la tierra. En el caso del Puuc, el proceso de zonificación contó con el apoyo de todos los municipios que forman parte de la reserva biocultural; estos también ayudaron a establecer el plan de gestión que prevé diferentes grupos de influencia, o "zonas", dentro y alrededor de la reserva. En el primer cluster, alrededor de la zona núcleo de la reserva, cualquier proyecto externo que pueda afectar potencialmente al medio ambiente debe ser consultado con las autoridades y especialmente con las comunidades. En la segunda zona, los propios municipios deben cumplir normas específicas en torno a las actividades económicas, mientras que el tercer grupo regula el uso de las aguas subterráneas que se encuentran en la reserva, para evitar cualquier tipo de contaminación.
"La zonificación en la región de Puuc se definió en función de los servicios ambientales, de la agrobiodiversidad forestal y de las actividades económicas a su alrededor", dice Minneth Medina. "Como resultado, tenemos zonas para el uso sostenible, zonas para la conservación del patrimonio biocultural y zonas para la conservación del patrimonio histórico".
Claudia Beatriz Pat Cotz, que es una de las apicultoras más jóvenes de su grupo en el municipio de Yaxcaba, dice: "Tenemos esa gran oportunidad de trabajar con las abejas en la comunidad donde tenemos los paisajes adecuados y donde hay buena floración para que puedan alimentarse y producir fácilmente. Las abejas son el motor de la vida del planeta, debemos cuidarlas".
© Fotografía: Roxana Auhagen
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Un agradecimiento especial a Minneth Medina García y su equipo en la JIBIOPUUC, las comunidades de la Reserva Biocultural del Puuc, Edgar González y la Oficina de País del PNUD en México, Sergio Ricardo Aguilar Escalante, Gilberto M. González Kuk y el equipo de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) del Estado de Yucatán, Eduardo Rendón y WWF México, Sébastien Proust y el Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD, así como a GCFTF y NICFI por su apoyo y colaboración.
Historia, video y fotografía: Roxana Auhagen, PNUD C&F | Fotografía con drones: Sébastien Proust, PNUD SGP | Social Media: Sila Alici Kavuk, PNUD C&F
Notas:
- En 2014, el Gobierno de Noruega se comprometió a aportar 200 millones de coronas noruegas (unos 24 millones de dólares estadounidenses) al Grupo de Trabajo de los Gobernadores sobre el Clima y los Bosques (GCFTF), una amplia red de 43 jurisdicciones que abarcan más de un tercio de las zonas forestales tropicales del mundo. El PNUD, a través del equipo de Clima y Bosques, fue seleccionado para gestionar este compromiso que incluye la llamada Ventana B, una ventana de financiación competitiva para fomentar enfoques innovadores para lograr la transformación del paisaje forestal. El estado de Yucatán es una de las cinco jurisdicciones individuales del GCFTF que recibieron financiación en el marco de la Ventana B.
- El proyecto de la Ventana B en Yucatán "Implementación de la Estrategia Estatal REDD+ para el desarrollo rural sustentable" está siendo implementado entre la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) de Yucatán, el Junta Intermunicipal Biocultural del Puuc (JIBIOPUUC) y WWF México. El proyecto se centra en una de las reservas forestales más importantes, la Región Biocultural del Puuc, que forma parte de un corredor biocultural más amplio que se extiende hasta Centroamérica, fortaleciendo la capacidad del organismo rector (JIBIOPUUC) y las alternativas de producción sostenible a través de la Milpa Maya, la apicultura, la pequeña producción de alimentos y los servicios ambientales.
- El Equipo de Clima y Bosques del PNUD asiste a diferentes países y partes interesadas en la implementación del Acuerdo de París mediante la reducción de la deforestación, la degradación de los bosques y la promoción de vías de desarrollo sostenible.